Control de impulsos
¿Qué es un impulso?
Es aquel empujón que las emociones te dan para que actúes cuando te sientes de determinada manera. Por ejemplo, si estás triste puede que tengas el impulso de llorar o si estás enfadado puede que tu impulso sea gritar.
Hay impulsos que están relacionados directamente con tus emociones, como los que acabo de nombrar y otros que no, como pueden ser el dormir cuando estás cansado o beber agua cuando tienes sed.
Una manera para que puedas manejar tus impulsos es que aprendas a ser consciente de ellos, a detectar cuándo se presentan y cómo son. Los impulsos afectan a ciertas partes de tu cuerpo más que a otras, y por eso es importante que examines tu cuerpo desde la cabeza hasta los pies y observes dónde lo sientes. Por ejemplo, si te sientes angustiado en una situación social puede que tengas una sensación de inquietud y te vengan pensamientos como el querer salir del sitio lo antes posible.
Hay impulsos que te pueden ser útiles como podría ser el que sientas hambre y vayas a la cocina a prepararte algo de comer. En cambio, otros pueden ser inútiles o incluso nocivos, como sería si tienes el impulso de encenderte un cigarro cuando estás dejando de fumar.
Hay dos maneras distintas de reaccionar ante un impulso, una es actuando conforme a él y la otra haciéndolo en otra dirección. Por eso, una vez que eres consciente del impulso que tienes, es importante que te preguntes: “si obedezco a este impulso, ¿estaré actuando como la persona que quiero ser?, ¿me ayudará a orientar mi vida en la dirección que quiero tomar?¨
Es importante que puedas distinguir cuando tu impulso es útil o no, cuando tu impulso puede llevarte a una conducta que te dañe.
Quizá pienses: ̈es que no lo puedo evitar ̈, pero eso es solo un pensamiento que no es cierto, porqué sí que puedes. Otra cosa es que el no llevar a cabo un impulso te requiera cierto esfuerzo o incluso tener que soportar cierto malestar durante un rato.
Y ahora bien, ¿Cómo se controlan los impulsos? La respuesta es muy sencilla: no llevándolos a cabo. Pensarás: ̈claro, es muy fácil decirlo ̈ y es cierto, es muy fácil decirlo pero no tan fácil hacerlo, cómo ya he dicho antes, requiere de un esfuerzo por tu parte.
Para ayudarte en la gestión de tus impulsos te propongo un pequeño ejercicio para practicar el reconocer tus impulsos y aprender a gestionarlos.
-Cuando sientas un impulso, primero de todo párate y respira profundamente, pon la atención en tu cuerpo y observa en qué parte de éste sientes el impulso.
-Ahora reconoce el impulso y dítelo a ti mismo: estoy teniendo el impulso de...
Y solo déjalo crecer, déjale espacio.
-Sobre todo no intentes deshacerte de él, aunque te pueda resultar incómodo quédate con esa sensación.
-Llena el impulso con tu respiración, llevando la respiración hacia el lugar del cuerpo dónde sientes el impulso con mayor intensidad. Hazle sitio a tu impulso.
-Seguramente te ocurra en un momento dado que tu mente empieza a juzgar o a criticar el impulso, o a decirte que no puedes manejarlo, solo permite que estos pensamientos vengan y se vayan, sin centrar tu atención en ellos.
-Deja que tu impulso crezca y se desvanezca a su ritmo. Algunos impulsos lo hacen con rapidez pero otros se toman su tiempo.
-Puede que te resulte útil ponerle una puntuación al impulso del 1 al 10, ̈tengo el impulso de fumar de 7 ̈.
-Aunque sientas que el impulso cada vez se hace más grande no te desesperes, tienes sitio para él. En algún momento llegará a su tope y desaparecerá.
Este ejercicio puede resultarte muy complicado al principio, pero conforme más lo hagas te irás dando cuenta de que cada vez te es más sencillo, y sobre todo, sentirás que los impulsos cada vez se presentarán con menos frecuencia y menos intensidad, hasta que llegue un día en que evitarlos no te requiera ningún esfuerzo.
Y si quieres seguir trabajando en el control de tus impulsos, no dudes en ponerte en contacto conmigo. A partir de tus necesidades, te acompañaré en el proceso de tomar conciencia de ellos dándote también herramientas para aprender controlarlos.